El día 25 de julio tuvo lugar el Día mundial dela prevención de los ahogamientos, declarado por la Asamblea General de Naciones Unidas el pasado mes de abril con la intención de servir como recordatorio del gran impacto que los ahogamientos tienen a nivel mundial y la importancia de su prevención. (Entrada blog del PAPPS)
Se estima que mueren cada año 235.600 personas ahogadas en todo el mundo, siendo el ahogamiento una de las primeras causas de muerte entre los 5 y los 14 años (OMS. Ahogamientos: datos y cifras).
A pesar de que el 90% de los ahogamientos tienen lugar en países de ingresos medio y bajos en nuestro país los ahogamientos fueron responsables de 526 fallecimientos en 2018 (último año de la que se disponen datos oficiales consolidados) INE 2019. Además, no se debe olvidar que los ahogamientos también pueden dar lugar a traumatismos craneoencefálicos y lesiones medulares, con importantes consecuencias para las personas y para la sociedad. Las personas menores de edad, los hombres y aquellas personas con más acceso a zonas de agua tienen un mayor riesgo.
Uno de los objetivos del Misterio de Sanidad y otras administraciones públicas, es reducir estos incidentes, ya que en su mayoría son prevenibles.
Para ello, se ha de actuar sobre los entornos para hacerlos más seguros a través de medidas cómo el cercado perimetral de zonas con agua, la mejora de la gestión del riesgo de inundaciones o el establecimiento y cumplimiento de normas seguras de navegación (Preventing drowning: an implementation guide).
Informar a la población sobre los factores de riesgo y las principales medidas de prevención
- Vigilar de forma constante y de cerca a los menores, tanto cuando están en el agua o se encuentran jugando cerca de ella. Los ahogamientos se producen de forma rápida y silenciosa. La mayoría de las veces se había perdido de vista a la víctima durante menos de 5 minutos. Un bebé puede ahogarse en tan solo unos centímetros de agua en menos de 5 minutos. La vigilancia de los menores es responsabilidad de la persona adulta cuidadora, y la del socorrista es el rescate y el salvamento acuático cuando sea necesario.
- Aprender a nadar y asegurarse de que los menores de edad aprenden a hacerlo.
- Utilizar un chaleco salvavidas si no se sabe nadar o aunque se sepa nadar cuando se practique un deporte náutica.
- Respetar el significado de las banderas y las indicaciones de los socorristas.
- No consumir alcohol u otras drogas cuando se vaya a realizar cualquier tipo de actividad en el agua.
- No bañarse de noche ni en zonas donde está prohibido el baño. Bañarse siempre acompañado.
- Conocer la profundidad y el fondo del agua antes de zambullirse.
- Evitar bucear o saltar en aguas turbias, y bañarse en zonas de corrientes.
- Aprender primeros auxilios básicos puede contribuir a una mejor respuesta ante este tipo de emergencias