Ya queda menos para el encuentro, para el reencuentro en el Congreso semFYC 2021 que se celebrará del 7 al 9 de octubre en Palma de Mallorca.
¡Y nos volveremos a juntar en la mesa PAPPS el viernes 8 de octubre de 09.40 a 10.40 en la sala Menorca!
En esta ocasión, nuestra compañera Susana Martín Martín, del GdT de Prevención en Enfermedades Infecciosas del PAPPS hablará sobre «Vacunación obligatoria: entre la ética, el derecho y la salud pública».
En los últimos años y, en respuesta al descenso de las coberturas de vacunación, países como Francia, Italia o Polonia han hecho obligatorias algunas vacunas para la edad infantil y el no cumplimiento de éstas conllevan multas o imposibilidad de acceder a las escuelas a los menores de 6 años como en Italia.
La vacunación obligatoria en personal sanitario es otro debate importante porque las personas que trabajan en el ámbito sanitario están más expuestas a enfermedades inmunoprevenibles y pueden transmitirlas a las personas vulnerables y a este problema se suma que pueden comprometerse servicios esenciales para la comunidad por el alto absentismo laboral en situación de epidemia y que hemos vivido en esta pandemia.
¿Son justificables las vacunaciones obligatorias?
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó que las vacunas obligatorias no violan las leyes de derechos humanos, e incluso podrían considerarse necesario en una sociedad democrática. Según el artículo 35 de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, toda persona tiene derecho a la prevención sanitaria y a beneficiarse de la atención médica correspondiente acorde a las condiciones establecidas en las disposiciones nacionales.
Y por otro lado, Rodrigo Córdoba García, del GdT de Educación Sanitaria y Promoción de la Salud del PAPPS nos actualizará sobre «Los e-cigs y otros dispositivos de liberación de nicotina (ENDS).
En el marco global del control del tabaco el conjunto de medidas asistenciales al fumador no supone más del 10% en el impacto potencial sobre la prevalencia de tabaquismo. Otras medidas, como la financiación de los tratamientos farmacológicos, tienen un impacto positivo en un número elevado de fumadores, pero marginal en la prevalencia poblacional. En ese contexto se sitúa el debate sobre la efectividad de los ENDS como ayuda para la cesación del consumo de tabaco.
La apropiación y “prostitución” del concepto de “reducción de riesgos” está creando cierta confusión social. La industria tabaquera (la misma que produce los e-cigs) pretende una regulación específica para los ENDS, con el fin de evitar obstáculos a su promoción y venta, necesaria para compensar la caída de ventas de los cigarrillos convencionales.
La nicotina es adictiva y no es inocua a largo plazo.
Es un producto que no aumenta directamente el riesgo de infarto o de cáncer, pero que tiene efectos intermedios relevantes. Por otra parte, en los ENDS se han detectado cancerígenos para los que no hay un umbral de seguridad y otras sustancias tóxicas para poblaciones vulnerables a nivel pulmonar o cardiaco.
Dado que necesitaremos décadas para demostrar si se produce o no dicha reducción de daños, se debe imponer el “Principio de Precaución” sancionado por la Conferencia de Naciones Unidas en Rio de Janeiro (1992). Pues sin duda no hay evidencia actual de que ayuden a dejar de fumar (más bien lo contrario) y que sean productos inocuos.
La amenaza de promoción a gran escala y de una regulación defectuosa de estos productos es un motivo para que los médicos de familia nos armemos de argumentos para afrontar los nuevos mitos que se pueden inyectar en la sociedad a propósito de estos productos, y éste es el objetivo de esta actualización. No olvidemos que es la industria (no los profesionales) la que está liderando la idea de la “reducción de daños” y es ella la que esta “pescando” profesionales para que sean cómplices de sus estrategias, lo cual pone en riesgo la unidad del movimiento de prevención y control del tabaco y los logros conseguidos hasta la fecha, que tanto sufrimiento y muerte ha evitado a muchas personas.